martes, 5 de mayo de 2009

El Bar

Elegí una noche donde la Luna menguaba en su forma, como queriendo debilitarse, como disminuyendo en tamaño y fuerza buscando el empuje para retornar radiante y bella en unos días.
Partí con mi hoja y la pluma a aquel viejo bar de esquina, sus ladrillos a la vista contaban su edad; estaba casi vacío, así que opte por la mesa del rincón para no molestar y obtener una visión completa de aquel campo, donde los jóvenes pronto saldrían a jugar.
El sitio se lleno de sonrisas y alegrías dándole vida a los viejos ladrillos y faroles, unos por aquí, otros por allá, todos dispuestos a la diversión que la noche nos da. El mundo giraba a mí alrededor tan rápido como una ruleta. Historias y anécdotas mezcladas entre sí, libradas en un juego de azar.
Hipócritas nocturnos, llamados chamuyeros dando vueltas con sus bellas palabras en la manga esperando a una joven cautivar.
Sonrisas y dulces miradas como perdidas esperando con su arma a alguien atrapar.
Borrachos perdidos en su mundo, mundo que les da poderes, algunos creen tener más fuerza, otros más palabras que regalar, y otros deseosos de besar.
Los que de gusto están, solo mirando el que hacer de los demás, y sin juicio dedicarse a criticar.
Damas bellas, otras no tanto, eso es cuestión personal. Regaladas algunas, tan distantes otras, impacientes de que su chico no llega, felices de solas estar.
Camina con tanta luz la noche como la otra mitad del día.
Nadie más que una sola dama que se acerco a preguntarme qué hacia se percato de mi presencia a la que le prometí que pronto volvería al lugar.
Mi pluma danzo al compás de la música sobre el cuaderno; en mi vaso solo quedaba una última lágrima de una botella que con un sediento compartí.
Luego del último párrafo levante la mirada y nuevamente casi solo me encontré. Cerré el cuaderno y bajo la Luna deje atrás aquel viejo bar que tan joven se ve con la visita de aquellos que habitan la noche.

3 comentarios:

  1. MUY BUENO COKEN vuelan las palabras jugando cual hojas de otoño al viento entre tu mente y el lugar que describes, transmites tus sensaciones y sentimientos, pero en ese Bar dejas que "el otro", el lector, participe y cierre en su imaginación el final que vos propones o el que "el otro" quiera y sienta; en literatura es difícil de conseguir y a vos te sale de una manera muy natural, en verdad asombra. Termino mi café, me pongo la campera salgo a la calle y esa brisa me dice: estás viva, miro al cielo y sonrío, siento Paz, alegría, no estoy sola, sigo bebiéndome la vida regalando sonrisas y amabilidad, este es MI The End en El Bar. GRACIAS MUCHACHITO!!!

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  2. Hermoso Cokito... nunca dejas de sorprenderme con tus escritos, que viva la creatividad y la gete que se deja ser...

    Besito!

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  3. Sonrisas y dulces miradas como perdidas esperando con su arma a alguien atrapar.

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